miércoles, 11 de mayo de 2011

Xàtiva, ciutat monumental

Esto fue lo que descubrimos el pasado día 27 de abril un grupo de internos, de voluntarios y capellanes en nuestra, por fin, primera salida terapéutica del 2011 (y esperemos que no sea la última).

Tras la sorpresa de ver salir a sólo 5 internos de los más de 2.300 candidatos, y tener que alterar todo el despliegue de medios materiales y humanos, procedimos al desplazamiento en furgoneta del Centro Penitenciario a la estación de RENFE de Benifaió, donde nos esperaban 2 guardias de seguridad muy amables. Aunque a alguien no le sentó nada bien ese gesto de los 'escoltas'. Los más hambrientos devoraron los bocadillos que generosamente, el centro les había preparado.

La aventura del tren duró poco. De seguida: 'Propera estació: Xàtiva'. Nos dirigimos a la parroquia de la Merced, antiguo convento mercedario que tras la desamortización pasó a manos del Estado y posteriormente lo recupera la diócesis de Valencia. Un templo precioso con nuestra madre presidiendo el retablo de pan de oro. Una talla muy bonita que recoge el gesto de liberación y acogida a la vez.



El párroco de la Merced y santa Tecla (así es como se llama la parroquia) nos recibió y nos explicó muy amablemtente la historia de la Merced en esta ciudad y el actual templo que formaba parte de la antigua encomienda mercedaria. Casualidades de las casualidades: era de Jaén, como uno de nuestros capellanes.

Un café restaurador en la preciosa Plaça de la Bassa dio pie a iniciar la ruta hacia la Colegiata de Santa María. Siguiendo al P. Antonio paseamos por la ciudad descubriendo varios palacetes y casas nobles, así como la iglesia de San Francisco (que visitamos). Al llegar a la imponente colegiata nos maravillamos por dos cosas: primero por su esplendor, grandeza, belleza y segundo, porque estaba cerrada.

Con ánimos emprendimos a pie la dura subida hacia el Castillo. Pero... ¡valió la pena! ¡Qué vistas! ¡Qué altura! ¡Qué de curvas...!

Una oración en lo alto de la montaña nos sirvió para sintonizar con lo Alto: gracias José por recordarnos el relato de Emaús y facilitarnos que todos participásemos en la oración y diálogo con Dios.

Visita al castillo: sorprendente el estado de conservación. Espectaculares vistas de las dos laderas. Torreones, museo del castillo y qué casualidad: ¡una antigua cárcel! Lo dijimos de broma: ¡esto es el módulo 11! Pero resultó ser cierto que en tiempos de guerra una parte de las instalaciones se destinaron a prisión.

Agotados de tantas fotos, horizontes y perspectivas, nos dispusimos a comer. El lugar: un privilegio. El grupo: un placer. La comida: una delicia. La ocasión: un sueño hecho realidad. Nadie imaginaba que comería bien en una terraza de un castillo con vistas panorámicas a la ciudad. 

Tras el café al que nos invitó la dueña comenzaron las dinámicas: juegos musicales (había que amortizar la guitarra que cargábamos durante todo el día). Los oídos más finos acertaban las canciones que nos canturreaba el P. Javier. Las edades de algunos favorecieron el reconocimiento del amplio repertorio ofrecido. Por grupos realizamos la siguiente actividad musical que puso fin a nuestra expedición medieval.

Bajada hacia la estación: llegamos a 2 minutos de la llegada del tren. Milagro o buena coordinación de los organizadores. Ustedes decidan. Al llegar a Benifaió decidimos tomar un helado en la plaza del pueblo porque íbamos muy bien de tiempo y no era plan de robarles a nuestros hermanos minutos de libertad....

Con la sensación de la misión cumplida nos despedimos con ojos llenos de emociones, recuerdos, vivencias, lagrimillas... Un día redondo gracias a Dios y a José, Mamen, Raquel, Kitty, Elena, Paula, Gelen, Antonio, Javier, Geles, Juanfran, Cristina, Antonia, Fco. Javier, Miller y José.

Geles, Coordinadora del Área Social

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