sábado, 2 de febrero de 2013

Soy feliz, estoy con el Señor

Lo poquito que llevo en el SEPVAL me ha servido para reafirmar que sólo Dios puede salvarnos. Son muchos los que al entrar en prisión aseguran haber perdido todo: trabajo, amigos, familia… Como alguno dice: “Sólo me queda Dios”. Por eso, poder hablarles de Jesús es una de las cosas más apasionantes que he hecho en mi vida. La prisión a mi parecer, es un lugar perfecto para encontrarse con Dios.
 
Allí todo es sencillo, sin superficialidad, como Jesús. Las eucaristías en Enfermería son preciosas. Los internos se implican, cantan, la viven… A mi me da la sensación de que se para el tiempo, están con Jesús, no se enfrentan con el de al lado, sino que se crea una curiosa y pequeña comunidad de cristianos apasionados, con una llamada de auxilio en sus ojos, que solo buscan tener un poquito de paz en esos corazones tan destrozados.
 
Sólo puedo decir que soy una afortunada, que es una suerte poder vivir todo lo que vivo allí. Ver cómo va colmando Dios poquito a poco en cada corazón es una maravilla. Todo lo que podría contaros se refleja en una frase que uno de los chicos nos dijo el pasado viernes en la catequesis: “Aquí, al igual que en la misa, soy feliz, porque estoy con el Señor”. ¡Qué empeñado está Dios en sus vidas!
Ánimo a todos y gracias por hacer que sus vidas en prisión sean un poquito más llevaderas.
                                                                                                                                                                            Lucía Herraiz, voluntaria
Formación Religiosa / Responsable del Ocio y Cultura del P.O.P.

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