jueves, 23 de junio de 2011

Mi primera salida programada...

Subiendo al castillo de Xàtiva

Ha sido mi primera salida programada; nunca antes lo había hecho. El contacto con los demás, con otras personas, con sus problemas, te llena y sorprende al ver que también piensan, que sienten, que tienen sus creencias... a veces mucho más fuertes que los que les acompañamos.
Asombra ver, ya de salida, en los coches en los que, después de paciente espera en el Centro Penitenciario (allí el tiempo pasa como «frenado»), nos trasladamos a la estación de RENFE de Benifaió. ¡Cómo intentaban sorber el verde de los campos llenos de vida, y el frescor de la mañana, ahora que están espléndidos y lozanos!
Continúa con la llegada a Benifaió, excelente población, que cada vez más, y pokito a poko, se muestra acogedora con todos nosotros. Asombra ver cómo las personas que hay a punto de tomar el tren, no se fijan en exceso en nuestro grupo.
Después de un viaje que se nos ha hecho muy corto, hemos disfrutado viendo los distintos tipos de paisaje, los distintos valles y montañas por los que el tren nos ha ido paseando. En nuestro viaje hemos pasado, por las estaciones de Algemesí, Alzira, Carcaixent, Pobla Llarga, Manuel-Énova y, finalmente, Xàtiva.
Allí, después de un merecido y libre desayuno (invitación de la Pastoral), hemos podido disfrutar, aún más plenamente si cabe, de un paseo, en el que en tres etapas hemos accedido al Castillo de Játiva. Hacía un fuerte calor, y por no estar excesivamente acostumbrados a estos desniveles, hemos tenido que parar, para coger un poco de aire, beber agua y participar en alguno de los juegos, que nos ayudan a relacionarnos más, unos con otros.
Al mismo tiempo que vamos subiendo, vamos observando como el paisaje, y las vistas sobre Játiva, cada vez son más bellas. Todas estas vivencias, al parecer sin importancia, nos producen una tranquilidad, casi desconocida por no ser habitual en la prisión.
Una vez llegados arriba del castillo, visitamos las diversas salas de exposiciones, así como su entorno más elevado, colaborando en una nueva vivencia participativa, en la que todos aportamos alguna oración, unos con voz, y otros con el sentimiento, tomando la vuelta hacia Játiva, en la que seguro nos espera ya la comida.
Realizamos una visita a la Parroquia de San Pedro, en la que su párroco nos explica la historia de esta parroquia y su relación en su inicio con el Rey Jaime, después de una breve oración tomamos unos refrescos, que acompañados de aperitivos, nos dejan a punto para comer.
Llegados al restaurante, casi lo tenemos solo para nosotros, después de dar gracias por los alimentos que vamos a tomar, los dueños nos van sirviendo. El arroz de primer plato excelente, con “socarrat”, y el segundo plato pollo al horno, con la guarnición correspondiente, realizados de forma diferente, con cariño, comida de calidad, y finalizamos con postre y café.
Con el fin de movernos un poco, después de la comida, comenzamos de nuevo uno de los juegos que los voluntarios y capellanes habíamos preparado, el cual con los internos a los que acompañamos nos hacen vivir un rato divertido. Por una parte por convivir con personas que no vemos todos los días, y por otra parte, porque son cosas que nos distraen y nos alegran de otra forma.
Damos un ligero paseo y observamos la fama que tiene esta cuidad de ser una de las más calurosas de la Comunidad Valenciana.
Con el fin de combatir este calor, hacemos una parada para tomar unos helados, y descansar del esfuerzo que hemos realizado, esta mañana, en la subida a pie al castillo.
Nos han explicado la apertura de una nueva oficina de la Pastoral Penitenciaria en Valencia, en colaboración con Obra Mercedaria. Se llama P.O.P., Punto de Orientación Penitenciario. Por lo que he podido entender, es para atender más y mejor, a los presos que puedan acceder al mismo. Esto les ayudará a salir antes, y recibir una mejor formación. Para ello deben solicitarlo al centro.
Salimos ya hacia la estación de RENFE de Játiva, y después de unos momentos, tomamos el camino de regreso a Benifaió.
Las vistas aunque son las mismas que en el viaje de ida, ahora por la diferente situación del sol toman otros matices, y los colores que se pueden observar son diferentes, lo que hace que parezca que estamos pasando por otros lugares.
Llegamos casi sin darnos cuenta a Benifaió, y no teníamos ganas, ya que veíamos el final del día, nos hicimos varias fotografías en el entorno del aparcamiento de la estación.
Salimos en ruta, en los coches hacia la prisión, donde llegamos, al igual que durante todo el día, sin problemas. Queríamos disfrutar y observar los campos cuidados por los agricultores, algunos ya recolectados y otros en pleno crecimiento de sus frutos.
Una vez llegados, nos hemos despedido de todos. Ha sido una experiencia inolvidable. «Siempre recordaré con gratitud, la dedicación y el tiempo que emplean con nosotros todos los que hacen posible que salgamos, aunque sea un día. Me encuentro hoy mejor conmigo mismo y creo que con mis compañeros de prisión. Vale la pena tomar un poco de aire. Ah y gracias a Dios por todo», decían al concluir el día.
Pepe Arcís, voluntario

Dinámica de grupo: ¡quietoparao!
 Visita a la Parròquia de Sant Pere, recibiendo explicaciones de su párroco D. José Estellés.


Foto de grupo al llegar a la estación de Benifaió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario