jueves, 31 de enero de 2013

El primer violín

En la segunda misa que se celebró el pasado domingo 20 de Enero de 2013, en el área sociocultural del centro de cumplimiento, un instante antes del Ofertorio, empezó a sonar un violín.


Desde la más recóndita esquina donde se pone el coro de Capellanía empezó a inundar todo el salón de actos el aterciopelado sonido de un violín que interpretaba el Ave María de Schubert. Tras los primeros acordes el auditorio estaba como petrificado. Las caras de los internos eran un poema: desde el "¡Ayvá!, ¿Eso qué es?" hasta el "Jo, ¡Qué bonito!".  Ciertamente allí había gente que no había visto de cerca tal instrumento nunca, y que, por supuesto, no lo había oído sonar en directo. Un poco antes de esto observé como uno del coro cogía el arco, lo examinaba minuciosamente, y pasaba su dedo deslizándolo sobre la crin.


Supongo que el intérprete jamás pensó que tocaría en semejante sitio. Por eso empezó dando las notas, enseguida pasó a tocar, pero terminó interpretando. La versión fue memorable, porque la coda la terminó en armónicos, -que, para los no iniciados, es ese sonido evanescente que produce la ausencia del tono fundamental-. El Ave María de Schubert es, de por sí, una composición emotiva, bonita, y se ancla en el alma enseguida que se escucha; no en vano figura entre las piezas de raigambre en el repertorio universal. Pero oído allí, inesperadamente, es algo mucho más agitador de la emotividad, de esa emoción que anuda nuestra garganta y agolpa nuestras pupilas, tal vez con una tentativa de lágrima, o con una lágrima frustrada, que, para el espíritu, vienen a ser la misma clase de pena.


Era el primer violín del coro. En las orquestas es el primer violín el que se encarga de afinar a todo el conjunto, y también es el que interpreta los solos más difíciles, o, como dicen los entendidos, las piezas de bravura. La verdad es que yo no pensaba en el primer violín como un numeral al que han de seguirle los correlativos. ¡Ojalá!, pero eso es poco probable. Más bien pensaba en él como el primus pilum. Es decir el legionario romano que iba el primero del primer manípulo de la primera cohorte. Así lo veía yo, solo que no con una lanza, sino con un precioso instrumento musical. Y, cuan distinto sería todo si en vez de aprender a liar porros aprendiésemos a descifrar pentagramas. Si eso sucediera, tendríamos allí una orquesta sinfónica, en vez de un grupo de personas sufrientes que quedaron perplejos al escuchar algo tan bonito. Pero no perdamos la esperanza, ya tenemos nuestro primer violín. A ver si pronto viene el segundo.

Un voluntario del SEPVAL

martes, 22 de enero de 2013

Abrazados por Jesús

¡Hola, queridos compañeros y amigos Voluntarios!
 
Me gustaría compartir con vosotros cómo viví en primer lugar la Fiesta de la Merced.
 
Fue muy emocionante, porque como ya sabeis se confirmaron 7 Internos y una Interna, que además ella y otro tomaron su Primera Comunión. Viví junto a ellos la emoción del momento, esas manos frías de los nervios, aún a pesar de ser el mes de Septiembre. Y como ellos contaban después, el sentirse ABRAZADOS POR JESÚS fue algo que no olvidarán mientras vivan. Esas lágrimas de emoción, lejos de sus familias, sí, pero todos sus compañeros, el Sr.Obispo Auxiliar D. Enrique Benavent y posteriormente el mismo Arzobispo, Don Carlos Osoro, los Padres Josep y Javier y los voluntarios, estábamos a su lado (su 'otra' familia). Vivimos una GRAN FIESTA DE AMOR Y BENDICIÓN.

Las Navidades, ni qué decir tiene, si son días duros para muchos de nosotros, pues más para ellos. El vivirlos junto a ellos es bonito, el arrancarles una sonrisa, unas palmadas, unas canciones, un poco de alegría... es muy importante y así lo vivo yo. Voy siempre con muchísima ilusión y procuro no alejarme mucho en Fiestas Importantes, porque todas y cada una de ellas, lleva consigo su MOMENTO ESPECIAL.
 
Os animo a todos a participar siempre que podáis en estos «tiempos fuertes», ya que se viven todos y cada uno de los momentos intensamente y felizmente.

No es mi deseo cansaros, así que FELIZ DÍA y besos para todos.

Isabel Vidal, Voluntaria Área Religiosa