miércoles, 11 de abril de 2012

Mi primera Semana Santa en prisión

Queridos Voluntarios de Pastoral Penitenciaria: es tanto lo que he sentido en ESTE TRIDUO PASCUAL, que si me permitís me gustaría compartirlo con vosotros. Cierto que es el primer año que he podido asistir, pero mi experiencia ha sido del todo emocionante.
El Jueves Santo, cuando llegaron los cofrades del Cabañal del Cristo atado a la Columna, para celebrar el Vía-Crucis, fue impactante, ya que pasando por distintos módulos, cada uno tenía "su aquel", pero cuando llegamos al de mujeres, arrodilladas, enganchadas a las rejas, unas lloraban, otras rezaban, otras cantaban, pues nosotros teníamos un nudo en la garganta difícil de tragar. Le cantaban saetas, se turnaban tanto hombres como mujeres para llevar el anda y procesionarlo por los módulos.
Después en las Celebraciones con los signos del lavatorio de pies, el Pan y el Vino, la Palabra, el silencio y respeto fue digno de que se haga referencia, pues se vivía con ellos intensamente cada momento.
El Viernes Santo cuando vieron que el Sacerdote se postraba en el suelo les chocó muchísimo. Les informamos de su significado y cuando escuchamos el relato de la Pasión, leído por un hombre y una mujer, fue auténtico. Pero ¡ay amigos!, cuando llegó el momento de las peticiones (oración universal) y la adoración a la CRUZ..., creo que en ese momento nos vinieron las lágrimas, no podíamos contenerlas, ellos y ellas pedían con tanto fervor que no sólo conmovían las entrañas de misericordia de Dios Padre, sino también nuestros corazones.
Os aclaro que hemos decorado el salón de actos en tres ocasiones, con lo que encontrábamos. En el momento de lavar los pies no teníamos palangana, pues daba igual, una fuente, improvisación y adelante con el rito que es lo importante. Telas rojas, telas blancas, cirios, velas pequeñas, todo nos hacía papel. Los funcionarios colaborando, los internos también, plantitas de los chinos...
Bueno, con esto quiero decir que hemos colaborado todos y hemos disfrutado. Perdonad si me he extendido, pero cierto es que deseaba compartir todos estos momentos con vosotros y deciros que me he sentido más que nunca IGLESIA. ¡¡FELICES PASCUAS Y GLORIOSA RESURRECCIÓN!!

Isabel Vidal, voluntaria del SEPVAL



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