jueves, 18 de agosto de 2011

El Escorial y 3 Cantos

Tras el desayuno en el albergue de Cuenca, la furgoneta nos lleva hacia el lugar donde pernoctaremos para recoger las mochilas identificativas de la JMJ. Proseguimos hacia El Escorial pasando, en el último tramo, por un trozo de sierra donde divisamos una ganadería de toros bravos y un sartal de viviendas de 5 estrellas. Buscamos un lugar para comer y tras el exquisito manjar, intentamos visitar el Monasterio. Decimos 'intentamos' porque en las mochilas no teníamos acreditaciones aún. El ingenio y el don de lenguas hacen que nos 'etiqueten' de amarillo y podamos asombrarnos y maravillarnos de la magnitud y esplendor del monumento nacional. Por cuestiones de tiempo sólo visitamos una pequeña parte, pero suficiente para hacernos una idea de lo que hay allí.

En todo momento nos vamos encontrando peregrinos de diversas procedencias. Y, casualidad de las casualidades, el P. Javier saluda a un Agustino Recoleto de Panamá que estudió con él Teología. El tiempo nos apremia: hay que dar un Taller de oración a un grupo de jóvenes mercedarios hospedados en el colegio La Merced de Tres Cantos.

Aventura y nervios porque, fiados de la técnica (Tomtom, GPS...), nos llegamos a perder hasta 4 veces, con lo que supone de andar y desandar kilómetros. Casi fuera de nuestras casillas, tras más de 40 minutos de lo previsto, tenemos delante de nosotros el parque de bomberos, señal inequívoca de que habíamos llegado a nuestro destino.

Los 6 peregrinos adecuamos una clase de colegio para la realización del Taller. En la parte técnica V. y fray Javier dirigiendo la experiencia. Unos 15 jóvenes, la verdad que algunos bastante jóvenes. Explicaciones, invitaciones, música, expresión corporal... Creemos que vendimos bien el producto. 

Y con la sensación de haber hecho las cosas bien, buscamos una gasolinera (ahí descubrimos que Tres Cantos está muy mal señalizado) porque nuestra querida 'Mercedes' tenía el estómago vacío. Aprovechamos para refrescarnos y rumbo al albergue.

Estamos en una zona tranquila de las afueras de Madrid. Nos alojamos y buscamos un lugar para cenar y ver la esperada vuelta del Barça-Madrid. Como en todo momento los ángeles nos acompañan y nos facilitan las cosas. Fuimos a parar a un restaurante donde el único cliente que había era un voluntario de la JMJ y donde, por caer bien a la camarera y darle vida al espacio, nos hicieron un descuento además de las bebidas gratis.

El final de la primera parte coincidió con el final de nuestra cena de amigos-hermanos. Charlando amigablemente y caminando como se 'camina después de comer'... porque según nuestro italiano en Italia se camina de forma diferente según a dónde vas y/o de dónde vienes. En la televisión del hospedaje vimos la segunda parte y al finalizar tras compartir vivencias pusimos punto y final con la oración que teníamos preparada. Eran la 1:30 y teníamos sueño. Nos acostamos contentos y esperamos el siguiente día.




Informó: RadioclaustroJMJ 

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